María y las estrellas arco iris
Hola! Mi nombre es Tiago, soy el ángel guía de la pequeña María. Os voy a contar su historia, que es muy bonita. María es una niña con un corazón hermoso, lleno de bondad y amor que siempre emana con todas las personas. Ella vive en el campo, un lugar tranquilo, con mucha naturaleza y repleto de hadas, duendes, elfos y seres que cuidan mágicamente del equilibrio de la naturaleza. María tiene dos pasiones: los caballos y el arco iris. Adora cuidar de ellos y también cavalgar, sientiendo los olores de la naturaleza, contemplando el cielo, sientiéndose libre y viendo su otra pasión, el arco iris.
María adora cavalgar durante largas horas, hasta que encuentra un arco iris con el que se queda fascinada, siempre en compañía de Faisca, su yegua. Ella es veloz, amorosa, bondadosa y su fiel amiga. Siempre juntas desde que ambas eran bebés, compartían mil y una aventuras. María sentía a Faisca como una hermana y la llevaba siempre en su corazón, todas las decisiones las consultaba con Faisca.
Todas las tardes cavalgaban hasta llegar a lo alto de una colina esperando ver un arco iris precioso. Siempre que lo veían, María le hablaba en voz alta a cada uno de los colores del arco iris. Le contaba sus sueños, como se sentía y también le decía cuanto le gustaba verlo, porque sentía que desde el arco iris alguien la escuchaba. Muchas veces, María le decía a Faisca que el arco iris era un gran amigo y confidente, una especie de diario al que le contaba sus alegrías y tristezas.
Una tarde después de hablar con el arco iris, María y Faisca merendaron frambuesas silvestres y la pequeña niña se durmió apoyada sobre Faísca, pero despertó rápidamente porque una luz multicolor muy intensa apareció ante ella. Cuando María abrió completamente los ojos, esa luz ya la envolvía a ella y a Faísca.. Entonces María escuchó unas voces que le dijeron:
-María somos las hadas del arco iris, nosotras controlamos la intensidad de cada uno de los rayos y con ellos curamos la naturaleza y llevamos la abundancia y prosperidad a los bosques y montañas con cada rayo del arco iris. Por eso no nos ves toso los días, porque nosotras necesitamos desplazarnos para llegar a cada uno de los rincones.
-Wouu – dijo María.
-Verás María – siguieron ellas- tu y Faísca sois muy especiales porque amáis la naturaleza con todo vuestro corazón y la cuidáis por amor, no por obligación. Por eso queremos concederte un regalo muy especial.
Las hadas bailaron a su alrededor y cada una de ellas creó una estrella del color del rayo del arco iris con el que trabajaban y todas proyectaron sus estrellas en el corazón y la cabeza de María y Faísca. Una de las hadas continuó:
-María, a partir de este momento, cada vez que toques cualquier forma de vida de la naturaleza, de tus manos saldrán estrellas de todos los colores el arco iris que curarán y llenarán de energía para que sean más sanas.
Otra de ellas continuó:
-Faisca, tu cada vez que acaricies con tu cabeza a otros caballos y animales, tendrás el don de curarlos.
Todos se fundieron en un tierno abrazo y las hadas volvieron al arco iris. A partir de ese momento María y Faisca cuidaron y curaron a todos los animales y plantas, así ellas eran más felices.
Margarita y su amor mágico
En el país de las Flores hay flores de todo tipo, con tantas formas y colores que jamás os imaginaríais. Todas las flores son diferentes, no existen dos iguales, todas tienen un corazón bondadoso, lleno de magia. Todas las flores del país son cuidadas por hadas multicolores que las riegan con agua y amor, las rocían con polvos mágicos y el calor de sus corazones.
Siempre que nace una flor, las hadas le preparan una cálida bienvenida y eligen cuidadosamente los colores con los que van a pintar, para que sea muy bonita. El país se divide en muchos jardines donde se agrupan las flores cuando nacen por la cualidad más mágica con la que han nacido. Cuando las flores crecen y se hacen adultas dedican todo su tiempo a poner en práctica todas sus virtudes y ayudar a las demás flores. Ellas eligen sus nombres cuando se hacen mayores, porque sienten en su corazón cual debe ser. Mi jardín preferido es el de Las Flores del Amor. Todas son pequeñas, muy delicadas y reciben los cuidados de las hadas, que son muy atentas y amorosas con ellas. Un día de primavera el arco iris y el sol aparecieron en lo más alto del cielo y nació la flor más especial del Jardín de las Flores del Amor. Ella era mucho más grande de lo normal, su corazón era muy grande y todos sus pétalos tenían forma de corazón. Alrededor de ella aparecieron muchas mariposas, que para sorpresa de las hadas, espolvorearon esta flor con muchos colores que emitían destellos de luz. Las hadas observaban perplejas mientras se escuchaban pequeñas risas mientras la flor continuaba creciendo.
La flor dijo:
-Yo me llamo Margarita y he escogido este jardín para nacer porque soy la flor más especial de todas. Mi corazón está lleno de amor y bondad para enseñar a todas las flores del país a amar y tratar bien a todo el mundo. Agradecer siempre y sonreír cariñosamente.
Todas observaban sorprendidas, porque Margarita continuó creciendo hasta convertirse en la flor más resplandeciente. Como ella era única y especial, siempre la rodeaban muchas mariposas que se convirtieron en grandes amigas que acompañaban a Margarita mientras ella viajaba por todo el país llevando amor al corazón de todas las flores. Cuando ellas enfermaban o estaban tristes, la flor Margarita emitía mucha luz de amor y sonreía sin parar y las flores se curaban, eran mucho más felices. Sus corazones se hacían más grandes. Todas las hadas pedían ayuda a Margarita y a sus mariposas para hacer felices y curar a todas las flores que lo necesitasen. Ella era conocida como la flor más mágica y especial de todo el país. Solo el amor de su corazón podía conseguir cosas mágicas.
La alegre magia del Sol
Me gusta levantarme muy temprano todas las mañanas para ver como nace el sol desde la playa de las estrellas. Esta playa es muy pequeña, pero también muy hermosa. Sus aguas son cristalinas y normalmente conseguimos apreciar estrellas de mar y el brillo de las rocas, que parecen mágicas emitiendo tantos destellos. Por eso es mi playa favorita y el momento más especial del día. No me importa madrugar para verlo porque vivo justo enfrente de la playa. Además, no existe ningún día en el cual el sol nazca del mismo modo que el día anterior, ni exactamente con las mismas tonalidades. Cada amanecer es un momento único e irrepetible. Después de ver como el sol nace, me quedo en silencio unos minutos y sentir como cada rayo de luz que emana, penetra en todo mi cuerpo y me llena de energía positiva.
Tengo la sensación de que me recargará las pilas para tener un día excelente porque, pase lo que pase, como el sol me ha tocado con su energía, el día será muy bueno. Desde hace cinco años veo como amanece, no fallo ningún día porque aunque llueva o el día este nublado, el sol siempre está presente logrando que nos llegue su calor y energía. Él nos invita a estar siempre alegres, positivos y dinámicos, como el próprio sol.
Una mañana de invierno sucedió algo muy especial. Hacía días que no paraba de llover; caso no sentía el calor del sol; pero esta mañana había parado de llover y se veían unos hermosos rayos de sol escondidos entre las nubes. Por eso salí de casa corriendo con la esperanza de ver un amanecer mágico. Y así fue. Ese día me desperté más tarde de lo habitual, así que cuando llegué a la playa el sol estaba ya muy alto, se escuchaban las gaviotas y las ondas del mar. Me senté en medio de los lirios silvestres y observé perpleja toda esa belleza. Pero de pronto algo sucedió. El sol emepzó a brillar muy muy fuerte y com mucha intensidad, tanta que casi deslumbraba. Gire la cara porque tanta luz no me dejaba ver y observé como caían destellos y gotas de energía del sol en forma de espiral sobre los lirios y sobre mi. Parecía magia! El sol poco a poco, recuperó su brillo normal, pero delante de mi apareció un pequeño duende brillante, dorado, con tanta luz que casi no conseguía verle el rostro. El pequeño duende venía del sol y me dijo que me observaba todos los días cuando contemplaba cada amanecer y confiaba con fe que el sol me ayudaría a que todo saliese bien.
Él y todos los duendes del sol, incluso el próprio sol, apreciaban mi fe, alegría y la pureza de mi corazón, por eso se mostró ante mi, con la misma confianza que yo deposito en ellos. El duende Trizas, me dijo que el sol y los duendes me iban a dar un regalo muy especial, que me haría todavía más feliz. Cuando acabó de hablar, los lirios silvestres se volvieron dorados y empezarona brillar. Pequeñas hadas aparecieron a su alrededor y sobre ellos. Reboloteaban sin parar. Ah! Y también alrededor de mi pecho.. Yo no entendía que estaba pasando, pero me sentía muy feliz. De pronto el Duende Trizas me dijo:
-Adriana, tranquila. Los lirios y sus hadas son tus nuevas amigas, que después de este baño solar que habéis recibido juntos, tenéis una cualidad especial. Con estos lirios puedes curar todas tus trsitezas y de todas las personas que lo necesiten, porque ellas contienen la energía del sol, muy positiva y sanadora. Tu corazón ha recibido gotas de energía del amado sol, que hará que tu alegría aumente y que consigas ayudar a los niños más tristes, que no tienen a nadie que les enseñe a ser felices. Tu tienes la capacidad de hacerlo. Y cuando necesites ayuda para ti o algún niño, solamente tienes que llamar a las hadas de los lirios y a mi, que te ayudaremos a que crezca la semilla del sol y la alegría en todos los corazones. Pero a cambio tendrás que que cuidar de estos lirios con alegría y todo el amor de tu corazón, para que ellas crezcan sanas y hermosas. Debes plantar más lirios silvestres con energía del sol, para que ayuden a las personas a ser más felices. Ah! Claro que te esperamos cada mañana para que nos saludes en cada amanecer como haces habitualmente. Nos encanta saludarte cálidamente. Recuerda que si enseñas a otros niños a disfrutar del amanecer, habrá muchos más niños felices. Cuando tengas alguna duda o pregunta, hazla desde tu mente Adriana, que el sol hará que la respuesta llegue a tu corazón en forma de gota de energía solar.
Ese fue el día más feliz de mi vida, porque sentí que en cada amanecer nacía de nuevo, con mucha alegría que compartir y transmitir al mundo. En todos los jardines que conocía planté lirios silvestres, que crecían muy rápido y cuando salía a pasear con mi bicicleta, veía como brillaban energéticamente y sus hadas me saludan con alegría. Cada amanecer el sol deja caer gotas de su energía sobre los lirios y parece una fiesta de destellos mágicos. Cuando la mayoría de las personas se despiertan, las calles están inundadas con gotas de energía del sol y miles de hadas chispeantes. La playa de las estrellas y el sol tendrán siempre un lugar mágico en mi corazón porque yo también soy parte del sol y en mi corazón está su energía.
Un viaje al centro del corazón
¡Hola niños!
Soy Paula, tengo 11 años y vivo en el sur de Portugal. Lo que más quiero en mi vida es mi familia y lo que más me gusta, viajar. Mi madre es escritora y mi padre biólogo. Me gusta mucho leer los cuentos infantiles que escribe mi madre, son tan creativos como ella. A papá le fascina todo lo que es vida, así que disfruta observando e investigando cada forma de vida, desde el más pequeño grillo, a un elefante, un lugar, una población, etc.
La profesión de mi madre tiene muchas cosas buenas, entre ellas viajar. Ya que sus libros están en diferentes idiomas y hace el lanzamiento de sus libros en diversos países y también en diferentes localidades del mismo país. ¡Eso es genial! Porque viajo mucho y conozco lugares muy bonitos que aparecen en la televisión o en revistas. Por ejemplo, ya he visitado algunas localidades de España como Granada, donde hay un monumento especial, la Alhambra; en Barcelona está la Sagrada Familia, que es una catedral enorme, preciosa y muy famosa; Asturias tiene los Picos de Europa. También conozco otras localidades de Portugal como Viana do Castelo, que tiene la iglesia de Santa Luzia en lo alto del monte, ¡uauuh! Tiene vistas a toda la ciudad; Nazaré, Serra da Arga… Conozco Buenos Aires en Argentina, y otros lugares como Bélgica, Londres, Alemania, etc. Todos me encantan por las cosas tan diferentes que se veían. Pero mamá siempre me insistía en que no debía fijarme solo en eso, sino aprovechar también para aprender de las diferentes culturas, sus costumbres, alimentos, enseñanzas y dejarme cautivar por la magia y corazón de las personas para aprender valores adecuados para mi vida y crecer con mis vivencias.
Yo la escuchaba, pero me parecían auténticas boberías, porque lo bueno de viajar es conocer sitios. Que me importan las personas, ya “creceré”, como dice mi madre, cuando sea necesario hacerlo.
Viajamos siempre juntos, así papá aprovecha para trabajar investigando y conociendo mejor la fauna, flora y particularidades de ambas que solo existan en ese lugar. ¡Ah! Y le encanta hacer su estudio característico de la persona. Él le llama la investigación de la personalidad, si son tristes o alegres, si les gusta más estar en familia o prefieren estar con otras personas, etc. Papá dice que es fascinante, y muchas veces mientras mamá organiza las cosas cuando llegamos al nuevo lugar, papá me invita a salir a investigar con él, pero yo no quiero, prefiero conocer monumentos de los que hablar con mis amigos cuando regrese a clase. A mi madre, no le gustan estas actitudes que tomo, dice que son superficiales y que no comprendo las verdaderas ventajas de viajar.
Mi padre, gracias a su trabajo, conoce mucha gente y tiene muchos amigos que trabajan del mismo modo que él. Por eso, siempre que viajamos nos quedamos en casa de alguno de sus amigos.
Hace unos días, mamá llegó a casa y me dijo:
-Paula, prepárate porque en unos días nos vamos de viaje a la India y estoy segura que este viaje te enseñará mucho.
-¿La India? ¿Pero ahí también vas a presentar tu libro? ¿En la India saben leer?- dije yo.
-Hija, me entristece que pienses así y que a pesar de viajar tanto, conozcas tan poco- dijo mamá, y continuó. – Si, voy a presentar el libro de cuentos infantiles allí, entre varias instituciones, ONGs y escuelas que se dedican a proteger, cuidar, enseñar y hacer felices a los niños; ya que muchos de ellos no tienen oportunidad de estudiar. Las historias les hacen felices y les hacen sentirse especiales, por eso, esta vez en la presentación habrá muchos muchos niños.
-Está bien mamá, ya lo he entendido – dije yo – te ayudaré en aquello que necesites para que todo esté como tú quieras.
Preparé todo como mamá me había pedido; la maleta, los libros y ayudé a mamá con todos los pormenores. Para ella, cada local donde presentaba el libro era especial, pero me di cuenta que esta lo es más porque muy concentrada preparando pequeños regalos, poemas, sus libros, etc.
Siete días después llegamos a la India. Mi padre tiene un matrimonio amigo, son españoles, pero viven desde hace muchos años en la India, en una casa muy bonita, decorada con mosaicos, parece un palacio. Sus hijos y tres ancianas de origen India, viven en la casa con ellos. Cuando ellos compraron la casa, las tres mujeres vivían allí refugiadas del frio, calor y de los ladrones, porque no tenían casa ni familia. Así que ahora todos juntos son una gran familia. Me parecía raro, pero era una situación dulce.
Cenamos todos juntos, mamá continuaba especialmente concentrada en los preparativos. Así que ella y Soraya, que es la mujer del amigo de papá, habían acordado cenar rápido para irse a trabajar. Yo me quedé en la mesa y no paraba de insistirle a papá para que me llevase a conocer lugares y monumentos de la India para presumir en el colegio con las fotos e historias. Mamá me escuchó y me regañó diciéndome que estaba siendo inoportuna y que estaba cansada de que en los viajes solo me preocupase de lo mismo. Yo me enfadé y me fui a la habitación en la que iba a dormir durante mi estancia en la India.
Al poco tiempo vino una de las tres ancianas a la habitación para hablar conmigo. Ella me dijo que mi madre tenía razón y que para disfrutar de los viajes tengo que aprender a ver más allá de los monumentos y ver la esencia de los lugares y de las personas. Ella dice que solo así apreciaré completamente los sitios, para eso tengo que ver con el corazón.
Yo le respondí:
-Anciana, no he entendido nada. ¿Cómo veo desde el corazón, si los ojos son para ver? El corazón solo nos mantiene vivos.
La anciana sonrió y dijo:
-Estás equivocada pequeña, se ve y se siente desde el corazón para apreciar las cosas y que ellas tengan un verdadero significado.
-No entiendo abuela – dije yo.
-Verás, te llevaré a hacer el viaje más especial de tu vida, verás como después entenderás lo que te estoy diciendo.
-¿Ah si? – dije yo- ¿Cuándo vamos?
-Ahora mismo – contestó la abuela.
Me iba a poner los zapatos rápidamente, pero la abuela dijo:
-No Paula, es un viaje especial, por eso siéntate que vamos a hacer este viaje en una meditación.
Me parecía raro y poco convincente, pero hice lo que ella me mandó.
-Este viaje será muy especial, iremos al centro de tu corazón….dijo la abuela.
Cerré los ojos y fui imaginando todo lo que la abuela me decía, cada vez estaba más relajada y concentrada en aquello que ella me decía. De pronto viajé al centro de mi corazón, sentí y escuché sus movimientos, son suaves, constantes…que bonitos. Me concentré tanto en mi corazón que poco a poco dejé de escuchar a la abuela y solo escuchaba los latidos. En medio de ese silencio y mi corazón, apareció un ángel para hablar conmigo. Él era mi ángel guardián, Que sorpresa! Hasta ese momento, yo no creía en ángeles y mucho menos guardianes. Él me dijo que estaba allí para enseñarme y aconsejarme en algunas de las cosas que no estoy haciendo bien. Me explicó que la anciana tenía razón:
- “Cada lugar tiene una esencia, una población, una cultura y un aprendizaje. Es más Paula, los seres humanos tenéis que aprender a sentir con el corazón, así dejarás de ver monumentos o personas, sino una historia con vida propia, sentimientos y otros corazones a los que escuchar; eso es lo que hace tu madre con sus libros, hacer con que los niños sintáis, abráis vuestros corazones y os preocupéis por conocer, no lo que veis con los ojos, sino lo que sentís desde el corazón. Para eso, no necesitas una cámara de fotos que lo registre todo; sino el corazón dispuesto a sentir y conocer cada lugar del mundo que visites y cada persona que se cruce contigo. Así los viajes tendrán un sentido verdadero.”
Cuando acabó de hablar, acarició mi rostro, porque me caían las lágrimas, de emoción y tristeza a la vez, porque había entendido todo lo que mi ángel guardián me había contado y triste porque había sido injusta y egoísta.
Mi viaje había acabado y abrí los ojos lentamente y no pude aguantar las ganas de abrazar a la anciana, por ayudarme a comprender mejor las cosas y el verdadero sentido de mis viajes. Fue un abrazo de corazón a corazón. Las dos bajamos corriendo a ayudar a mi madre. Todo tenía que ser muy especial y yo tengo que ayudarla. Ella se quedó muy contenta y grata con la anciana, porque mamá entendió que la anciana Tata, como la llamaban cariñosamente, había hablado conmigo y me había ayudado a comprender mi corazón.
La presentación del libro fue muy bonita, había muchos niños, adultos y profesionales; todos disfrutaron mucho, aprendieron, comprendieron y lo mejor, es que todos sentían desde el corazón, algo que ellos hacen naturalmente, sin barreras.
Este viaje a mi corazón fue el más importante de mi vida, porque a partir de ese momento, los viajes tuvieron sentido y aprendí a ver la esencia, el corazón de las personas y los lugares. Cuando sentimos desde el corazón, todo tiene una magia especial; actuamos con alegría, bondad, paz y somos muy felices. Lo mejor, es que podemos ayudar a los demás a adentrarse en sus corazones y ser felices. Por eso, a partir de ahí, siempre ayudé a mamá con entusiasmo en las presentaciones de sus libros, para transmitir a los niños todas sus historias.
Sintiendo desde el corazón, emanando amor Universal.
Hawai es un archipiélago, es decir, un conjunto de islas, para ser exactos diecinueve, que se encuentra en el norte de América. Muy bonitas, soleadas, con mucha naturaleza, las personas son sencillas y muy humildes; todas con corazones llenos de bondad.
Me llamo Magali y a pesar de haber viajado algunas veces, siempre he vivido en Honolulu, una ciudad de Hawai. Me gusta mucho el lugar donde vivo; es muy soleado, con hermosos parajes naturales y nuestras playas, son muy bonitas. La arena es clara y cálida, sus aguas son limpias, transparentes, puras y en ellas habitan seres de todo tipo. Lo más bonito para observar son las aguas y bucear en ellas, ver como todos los seres viven felices, en armonía y respetando cada cual su espacio.
Los habitantes de este archipiélago somos muy alegres, divertidos, educados y humildes. Nos gusta mucho estar en contacto con la madre naturaleza. Sí, he dicho con la madre naturaleza. Muchos de vosotros os preguntaréis porqué. En nuestra cultura, así como en muchas otras, la naturaleza es también nuestra madre. Ella nos proporciona cobijo, agua, alimentos variados y de buena calidad, madera para calentarnos, etc. Por eso para nosotros es una madre que cuida de toda la humanidad.
También nos gusta contemplar al padre cielo, sus nubes, arco iris, estrellas; todo lo que existe en él merece todo nuestro respeto y admiración. Pues es él, quien hace posible las maravillas de los fenómenos atmosféricos y que la madre tierra nos pueda ofrecer todo aquello que nos entrega de forma espontánea.
Los isleños somos muy cariñosos; para nosotros el amor y su verdadero significado son muy importantes, podemos decir que lo más importante. Pues nada surge sin amor verdadero. Uno de los mejores momentos de la semana para nosotros, es pasar tiempo con la familia; poder darnos amor, abrazarnos, jugar con los más pequeños de la casa, etc. A veces, incluso nos juntamos vecindarios completos para conmemorar alguna fecha especial, porque nos tratamos con amor y tolerancia, así que somos como una gran familia.
Vivimos con mucha paz y alegría; no dejamos espacio a las discusiones, malos entendidos o intentar ser unos mejores que los otros. Sino que, comprendimos que es a través del amor, la comprensión y comunicación, que podemos estar bien los unos con los otros y llegar a un entendimiento cuando las opiniones son dispares. Es así que vive mi pueblo; es así como yo soy feliz y como consigo sonreír siempre a la vida y ella me retribuye del mismo modo. No guardamos rencor por nadie, porque ¿somos todos humanos, verdad? Eso quiere decir que nos equivocamos. ¡Todos nosotros nos equivocamos! Es parte de nuestro crecimiento, ese que nos hace ser mejores personas y con más consideración con las cosas que suceden en el mundo. Pensaréis que es un modo extraño de vivir, pero así somos muy felices. Porque conseguimos disfrutar de cada momento, de cada regalo que la vida y el Universo nos da.
Mi abuelo, tiene un nombre muy raro y también muy largo, solo el hecho de pensar en pronunciarlo, me deja muy cansada. Por eso todos le llamamos Alapai, es más divertido y más corto, además, en hawaiano, su nombre significa consejero. Es eso que él es para todos nosotros. El abuelo nos ha enseñado todo sobre nuestra historia, cultura y sobre los valores. Siempre nos cuenta que en Europa y otros continentes, las personas son mucho más materialistas que nosotros, solamente dan valor al dinero, las apariencias y las cosas físicas. En cambio le dan muy poco valor a lo que llevamos en el corazón, al amor y a los valores.
Qué raro- pensaba yo - ellos no pueden ser felices así, porque el calor humano y el contacto con lo que nos rodea de verdad, es lo que aporta la felicidad. El abuelo nos contaba que sonreían poco, que eran tristes y que la felicidad solo la adquirían por momentos, no era un estado permanente. Eso también era confuso para mí, porque yo soy siempre feliz, no a ratos. Alapai, nos dice que sus corazones están siempre muy tristes, que no saben dar ni recibir amor. Cada vez que el abuelo nos hablaba de estas cosas, nada tenía sentido para mí, porque ¿Para qué queremos el corazón sino es para dar y recibir amor?
A mí me encanta! Soy feliz sintiendo todas las cosas desde el corazón, no me gustan las cosas superficiales. Sentir como en nuestro corazón se enciende una pequeña chispa que nos llena de alegría y felicidad constantemente, cuando emanamos amor a todo el Universo. No solo a las personas de nuestra familia o amigos, sino, dar amor a todos lo que tiene vida a nuestro alrededor: árboles y plantas, animales, el agua, las piedras..absolutamente todo ser vivo. Os sorprenderá que diga el agua, pero aunque no lo creais, el agua tiene una hermosa energía, por lo tanto tiene vida; al igual pasa con las piedras, pues son entregadas por la madre tierra, todo lo que de ella proviene es vida.
Como todos en mi pueblo, adoro enviar amor universal! No solamente a los seres vivos de mi ciudad, o de Hawai o incluso del Planeta Tierra, sino de todo lo que hay en el Universo! Los planetas, las estrellas, los cometas...los seres que en ellos habitan, a todas las energías positivas del Universo. Por eso me gusta mucho sentarme en la orilla de la playa, cerrar los ojos, abrir mi corazón y enviar amor a todo el Universo, porque así todos somos más felices!
Niños os invito a que probéis esta forma de ver el mundo y de sentir! Pues así comprobaréis que eliminando de vuestra vida los enfados, las malas palabras, la agresividad y las acciones malas, os sentiréis mucho mejor, más libres. Pero si además, abrís vuestros corazones y emanáis amor a todo lo que os rodea, a la Madre Tierra y a todo el Universo; encontraréis un estado de felicidad permanente!
Construyendo un futuro a través del amor universal
Cuando yo era bebé, en mi casa siempre me cantaban con dulzura, me acunaban con delicadeza, me abrazaban, besaban, jugaban conmigo, etc. Todos los miembros de mi familia me daban mucho amor y me trataban muy bien, tenían siempre tiempo para mí, todas las atenciones y cuidados que eran necesarios.
Fui creciendo con todo su amor, aprendiendo todos los valores que mis padres me enseñaban para ser un niño con un futuro prometedor, con valores, respeto y amor por todo el Universo. Me fui haciendo mayor, y papá me explicó que faltaba muy poco para empezar en el colegio. Dice que el colegio es una experiencia única y fantástica, que me ayudará a hacerme un hombre maduro y con mucho conocimiento. Mi madre y mi padre, me recuerdan siempre que cuando esté en el colegio, tengo que tratar a los demás niños del mismo modo que me gusta que me traten a mí, que no me puedo olvidar de sonreír y tratarles con mucho amor. Así todos me retribuirían de igual modo, podremos ser felices y tener un muy buen ambiente en clase.
La noche antes de empezar en el colegio, estaba muy nervioso y mi padre me dijo:
-Hugo, esta noche es muy importante que descanses bien, porque mañana es un gran día, es el primer día del colegio. Así que tienes que estar muy lúcido cuando te levantes, para poder disfrutar de este dia tan especial.
Las palabras de mi padre me dejaron todavía más nervioso de lo que yo estaba, porque no paraba de pensar, como sería entrar en el colegio, que cosas podría aprender, cómo serían mis compañeros y mi profesora, si sus hábitos serían los mismos que los míos...todo eran incógnitas en mi mente.
Al rato de mi padre haberse ido de mi habitación, yo continuaba dando vueltas en la cama, pensando sin parar. Mi hermana Rosaliía, iba por el pasillo hacia su habitación para dormirse ya, porque el día había sido muy duro, preparando exámenes. Pero cuando pasó por mi habitación, me escuchó moverme agitado en la cama y decidió entrar, para preguntarme qué sucedía. Le dije que me sentía ansioso por el inicio del colegio, que no sabía si saldría todo bien o incluso si me gustaría. Rosalía se sentó en mi cama y se rió. Ella me dijo:
-Hermanito, tranquilízate. Ir al colegio es muy divertido, no estresante, el primer día nunca sabemos cómo serán las cosas, pero lo que sí sabemos es que son muy buenas, porque empieza una nueva etapa en la que aprenderás muchas cosas, unas te gustarán más que otras y también conocerás a muchos otros niños, que igualmente, serás más amigo de uno que de otros.
Sus palabras me dejaron mucho más tranquilo porque mi hermana es diez años mayor que yo, es decir, tiene dieciséis años y es el miembro de mi familia con la edad más cercana a mí. Por eso creo que consigue comprenderme mejor.
Rosalía, después de nuestra conversación, me leyó una historia de animales, que son mis favoritas, hasta que me dormí.
Riiing, ring! Suena el despertador.
Me levanté rápidamente de mi cama, me aseé y vestí como cada mañana, con la ayuda de mi hermana. Mientras me vestía y hablaba con Rosalía, ya sentía el olor a tostadas con mermelada de frambuesa que mi madre solía prepararme para desayunar. Eso todavía me abrió más el apetito e hizo con que bajase a la cocina entusiasmado. Así que como cada mañana le di un beso de buenos días a mis papás, y desayunamos todos juntos. Pero este no es un desayuno normal, mamá dice que es de campeones, que está hecho de modo que contenga mucha energía positiva y de amor, para llenarme el corazón, satisfacer mi estómago y contagiarme de esa energía durante todo el día. Siempre como muy despacio, en cambio, hoy no he podido, porque ya que tenía que ir al colegio!
Papá me llevará cada mañana al colegio antes de irse a trabajar, ya que mi colegio, le queda de camino a su trabajo; así mi madre, puede llevar a Rosalia al suyo. Entré en el coche tan emocionado que no podía parar de cantar la canción de los duendes amorosos que mi madre y mi abuela me enseñaron cuando yo era más pequeño; me relajaba y emocionaba a la vez cuando la cantaba. Papá fue todo el camino sonriendo, con un aspecto muy tranquilo, al saber que ya había comprendido que el colegio sería una experiencia positiva en mi vida y que no había nada que temer.
Llegamos al colegio y ya había un montón de niños con sus padres, esperando por la profesora para entrar. Todos los niños parecían simpáticos y tan nerviosos como yo. De repente, se abrió una de las puertas y salió una mujer a recibirnos. Me sorprendió su aspecto, porque tenía una sonrisa dibujada en su rostro, no paraba de enseñar los dientes blanquitos de tanto sonreír; sus ojos eran color de la miel que me tomo en el desayuno y muy grandes; en general su aspecto me recordaba a mi mamá. La profesora también hablaba con bastante cercanía, eso me hace sentir más seguro. Nos despedimos de nuestros padres y entramos en la sala de clase, donde la profesora nos adjudicó a cada uno un lugar, de dos en dos. A mi me sentó hacia la zona trasera de la clase, junto con Fabiola, así se llama la niña que está sentada a mi lado. Durante este primer día de clase, la profesora nos hizo presentarnos, nos explicó como se desarrollarán las clases y el resto del día nos lo dejó libre para poder jugar y conocernos mejor entre nosotros. Intenté hablar varias veces con Fabiola, e incluso invitarla a jugar en el grupo de niños donde yo estaba, pero ella no quiso, ni tan siquiera hablaba. Pensé que sería fruto del primer día de clase, asi que no le dí importancia y seguí disfrutando de este maravilloso día.
Cuando la jornada acabó, mi padre volvió a recogerme y yo le dí un gran abrazo de oso amoroso con mucha energía positiva, directamente de mi corazón a su corazón, como me había enseñado mi padre. Mientras comíamos todos juntos, conté a toda la familia como había sido el primer día, lo mucho que me había gustado el colegio, la profesora, los compañeros...les hablé de todo, incluso de Fabiola. Les mencioné, que ella era muy bonita, que me hacía sentir tranquilo y me ayudaba a sonreir, porque a pesar de no hablar y estar triste, cuando yo la veía, ella sonreía, aunque fuese con mucha vergüenza. Papá me dijo, que ahora ambos éramos compañeros de mesa, eso quería decir que tengo que ayudarla y apoyarla, en las cosas de clase y también jugar con ella.
Mamá continuó diciéndome que no me olvidase que el amor curaba todas las tristezas y que cuando estamos mal, muchas veces necesitamos de alguien que nos arrope, que no permita que se burlen de nosotros, que nos hagan sentir más seguros. Ella continuó diciendo, que cuando se está triste se tiene el corazón cerrado al amor y al cariño que los demás nos dan, porque el miedo es un sentimiento que lo invade.
Rosalía continuó diciendo que, seguro que si yo fuese tímido también me gustaría que mi compañero de pupitre me ayudase a romper ese miedo, jugase conmigo, etc.
Escuché a todos con la máxima atención, todos tenían razón. Así que decidí estar atento a Fabiola y hacer todo lo posible para ayudarla, porque mi familia me ha enseñado que siempre que podamos tenemos que colaborar con los otros y llenar el corazón de amor. Al día siguiente me levanté con mucha energía, e hice con mi hermana los ejercicios de respiración que acostumbramos hacer y una pequeña meditación para enviar amor a todos los seres del Universo. Pero inevitablemente, esta vez, en mi mente apareció también Fabiola, a la que envié mucho amor desde el centro de mi corazón. En seguida, continué preparándome para el colegio y me fui con mi papá muy alegre.
La profesora tenía preparadas actividades muy divertidas; que emoción! Curiosamente también hablaban del amor, de la familia, los hermanos y la confianza. Mientras la profesora repetía estas palabras, yo no conseguía dejar de pensar en Fabiola. Pues había pasado un buen rato, ya habíamos tenido hora de juegos, pero ella continuaba en la misma actitud: no hablaba con nadie, estaba triste, cabizbaja, tampoco jugaba y aun la profesora incentivándola, ella no hablaba ni reaccionaba. Llegó la hora de la merienda, y yo había llevado unas galletas de zanahoria, chocolate y almendra con forma de estrellas y corazones, que habían hecho mi madre y mi hermana. Me senté al lado de Fabiola y a pesar de ella no hablandome le dije:
-Sabes mi hermana dice que estas galletas son muy especiales porque contienen energía positiva y energía de amor; y mi madre dice que curan las tristezas de nuestro corazón. Yo me siento triste, porque tu estás triste, y tu corazón está cerrado, no nos dejas entrar en él. Por eso te invito a que comamos estas galletas los dos, para ayudarnos a sentirnos más alegres.
Fabiola comió algunas de las galletas, pero siempre en silencio, no decía nada. Yo continué hablándole con la esperanza de que en algún momento ella me respondiese. Así que continué.
-Por las mañanas y por las noches mi hermana y yo hacemos un ejercicio de respiración para mantener nuestro corazón abierto para dar y recibir amor; ah! También enviamos amor a todo el Universo. Ellas dicen que es amor universal! La verdad es que me siento muy bien cuando hago todo esto.
Para mi sorpresa Fabiola habló y dijo:
-Las galletas están muy ricas, hace mucho que no comía galletas. Amor Universal? Nunca había escuchado hablar de él. Yo también puedo hacer ejercicios para no estar triste?
No pude evitar sonreir de asombro y felicidad a la vez.
-Has hablado! - dije en voz alta y continué – Si claro que puedes hacer ejercicios para no estar triste, pero cual es el motivo por el que estás así?
-Fabiola respondió – Mi padre cambió de trabajo antes del verano, ahora trabaja en esta ciudad, por eso nos tuvimos que mudar de casa. Aquí no tengo amigos, echo de menos a los que tenía y con los que jugaba; me siento sola y triste. Mis padres trabajan mucho y no se dan cuenta que no tengo con quien jugar ni pasar los ratos.
Yo la escuché cuidadosamente, sin perder detalle; y le dije:
-Yo sé que a ellos nos les gustaría que estuvieses así y seguro que también te echan de menos, pero sabes lo que puedes hacer para que ellos estén mejor y tu también? Sonreir, hablar con los demás y enviarles amor universal a ellos y a todos los seres vivos del planeta, así ellos estarán bien, tu te sentirás mejor! Los seres del planeta también estarán mucho más felices.
-Yo puedo hacer todo eso? Recuerdo que mi bisabuela, nos hablaba del amor universal. Ella me contaba cuando yo era más pequeña, que el amor universal, es el que sale de nuestro corazón, con la intención de que llegue a todos los seres vivos, incluso al planeta, para hacerlos más.
Me sentí tan feliz por saber que ella también conocía su significado, que sin dejarla acabar dije:
-Si, si! Eso mismo! Todos los días con mi hermana, cerramos los ojos con una gran sonrisa en nuestro rostro, abrimos nuestros corazones al mundo y enviamos esa energía para todo el mundo. Ayer yo estaba preocupado por ti, por tu tristeza y también te envié amor Universal.
Fabiola se quedó fascinada y me dijo:
-Podemos hacerlo ahora?
-Claro- dije yo- Todavía faltan unos minutos para que se acabe el descanso.
Entonces nos sentamos juntos y nos dimos las manos, yo le expliqué que debía concentrarse en abrir su corazón y enviar mucha energía positiva a todas aquellas personas que ella quisiese, pero también a todo el universo. Nos concentramos los dos y empezamos a enviar energía, desde nuestros corazones al mundo. Cuando ya estabamos casi acabando la profesora se acercó y nos preguntó que estabamos haciendo. Así que ambos le explicamos que estabamos enviando amor universal a todos los seres del mundo para que estuviesen más felices. La profesora se quedó sorprendida con está bonita actitud y también con el echo de que Fabiola ya hablase y sonriese.
Fabiola dijo:
-Me siento mucho más contenta, ya no tengo tristeza apretándome el corazón. Estoy segura que mis amigos también están más felices, ahora ya me siento mejor para poder relacionarme con el resto de los niños.
Después de escuchar todo lo que habíamos dicho, nuestra profesora decidió dedicar un tiempo a diario para hablar sobre el amor y también para enviar amor universal a todos los seres del mundo. Así todos los seres del planeta serían un poquito más felices con el amor y la energía que nosotros les enviamos, pero además nosotros somos mucho más alegres y felices, porque ayudamos a los demás; aunque una de las cosas más importantes, es que también nos ayudamos a nosotros mismos. Así construímos un futuro basado en conceptos como el amor y la ayuda.
Soñando con el ave fénix.
Si me preguntas cuál es mi plan ideal para una tarde sin tareas del colegio, te diría que es sentarme en el jardín de mi casa y observar el cielo.
Me llamo Nico! Y soy el mediano de cinco hermanos. Ellos creen que soy diferente porque no tengo los mismos gustos ni costumbres que ellos! No me gustan los gritos, no son buenos y no se llega a ningún entendimiento con ellos. Los insultos, son feos, hacen daño a las personas, a mi me gusta que todos seamos felices, que nos sintamos bien. También me gusta meditar y pasar tiempo en silencio, observando el cielo. Me siento bien con ello, pues siento como si mi corazón creciese y se abriese al mundo; mi cabeza se siente limpia de pensamientos que no son buenos, de tristezas y de cosas negativas. Cuando medito mi mente y mi corazón se llenan de cosas positivas, consigo estar relajado y no paro de imaginar cosas fantásticas.
Me gusta meditar cuando quiero estar relajado, contento, pero sobre todo, cuando quiero descubrir mundos nuevos.
Mi madre siempre dice que parece que vivo más tiempo en el cielo que aquí en la tierra. Porque paso horas y horas perdido en la inmensidad del cielo, analizando cada pormenor que lo compone; pero sobre todo, los pájaros. Aquí donde vivimos hay muchos tipos de pájaros, de tamaños diferentes, con cantos muy variados, pero sobre todo con colores muy llamativos. Por eso a mí me resulta muy divertido verlos volar y ver el juego de colores y sonidos que forman.
Una tarde de otoño, sin darme cuenta, me dormí en el jardín mientras observaba las aves. En lo que yo creía que eran mis sueños, aparecieron muchos pájaros. Unos se posaban en el árbol y cantaban muy alto pero bonito a la vez, otros formaban sus nidos, algunos buscaban comida entre la hierba...yo observaba con mucha atención, pues nunca había tenido tantos pájaros tan diferentes y fascinantes tan cerca de mi. Pero de repente bajó del cielo un pájaro más grande que los demás, Oh! Nunca había visto un ave así! Parece un loro pero muy grande! Ella se posó en el suelo, entonces, vi como las plumas de su cabeza y de las puntas de sus alas, son doradas; el resto de sus alas, son verde pistacho, y su cabeza naranja. El color más gracioso de este pájaro estaba en sus patas que son violetas.
Al ver que ella estaba tan cerca de mi, decidí sentarme para poder verla con mayor claridad. Cuanto más la observaba, más bonita me parecía y más me concentraba en ella. Que maravilla!
En ese momento escuché una voz que dijo:
-Nico, no estás soñando. Cuando duermes, tu cuerpo descansa pero tu mente viaja por todo el Universo, y todo lo que crees que sueñas, sucede en realidad.
-Qué es eso? - Pensé yo; sino hay nadie más aquí conmigo.
En ese momento volví a escuchar:
-Ahora estás en lo más alto del cielo y verás que eso que llamas hierba, no lo es; sino que es una nube verde, del mismo color que esa hierba que tanto te gusta.
-Otra vez esa voz, pensé. Escuché una risa simpática y después:
-Nico! No te asustes soy yo! Eso a lo que tu llamas pájaro de colores, soy yo, que te estoy hablando telepáticamente, con mi mente, y tu mente escucha lo que yo quiero decirle; Escucha aquello que me nace del corazón.
-Qué raro pensé! Será que me estoy volviendo loco?! - Y volví a escucharla.
-No Nico, no estás loco! Simplemente eres un niño especial, al que le gustan los pájaros y meditar. Siempre que los niños meditáis descubrís mundos nuevos, que normalmente continuáis visitando mientras dormís.
-Que genialidad pensé! - Empecé realmente creer que el pájaro me estaba hablando. - Y continuó.
-No soy un pájaro cualquiera Nico, soy un Ave fénix. Si, sí, esas de las que tu padre te lee cuentos cuando te vas a dormir. Me llamo Alex, y aunque me ves muy jóven tengo ciento setenta y siete años.
-Tantos? Como puedes tener tantos años y ser tan joven y bonita?- Pregunté yo a Alex.
-Verás Nico – dijo Alex- Las aves fénix tenemos el don de resurgir de nuestras cenizas. Cuando ya hemos llevado a cabo nuestras tareas, nos convertimos en polvo mágico, que los adultos llaman cenizas, y de ellas nace un pequeño pájaro, que empieza una nueva aventura.
-Entonces, tú ya has tenido muchas aventuras verdad?, Porque tienes demasiados años.
-Claro – afirmó Alex. Mi tarea es muy especial. Tengo que ayudar a todos los niños a creer en ellos mismos y a tener costumbres saludables, como tu! Meditando, teniendo buenos modales, siendo agradables con las personas, leyendo, paseando, etc. Porque solo así aprendéis a amaros y a respetaros, a sentiros felices! Esa es mi tarea!
-Y qué sucede cuando acabas esa tarea com cada niño? - pregunté yo.
-Cuando aprendéis, y sentís que sois especiales, que el mundo tiene un lugar especial para vosotros y que nunca debéis de sentiros extraños, sino especiales. Me convierto en cenizas y vuelvo a nacer como un pájaro pequeño. Vuelo por el mundo buscando a otro niño al que enseñar y empiezo otra bonita tarea.
-Qué bonito! Eres como un profesor del cielo! - Dije con entusiasmo.
Alex se rió y dijo:
-Si Nico, algo así. Tu ya estás acabando esta tarea tan importante, pero ahora tienes tu una muy importante.
-Ah si? Yo también tengo una tarea especial? - Dije sorprendido.
-Si Nico, todos los humanos tenéis tareas especiales. Tu has aprendido cosas muy buenas, valores que te ayudarán a convertirte en un adulto con un excelente futuro. Pero ahora, te toca a ti enseñar todo lo aprendido hasta ahora a tus hermanos y amigos.
-Eso es muy dificil. - Dije yo.
-Por supuesto que no lo es Nico. Una parte de mi siempre estará contigo para ayudarte a seguir creciendo, y siempre tener esperanza. Para enseñar a tus hermanos y amigos, tienes que utilizar el amor que guardas en tu corazón e invitarlos para que hagan algunas de estas tareas contigo. Tu sabrás como hacerlo. Yo confio en ti Nico, tu confías en ti?
Nico se quedó pensando unos instantes y dijo:
-Claro! Si esto es bueno para mi y me siento tan bien, tengo que compartirlo con todos mis amigoss y mi familia.
-Bien! - Dijo Alex – Aquí en el cielo todos somos hermanos, y todos nos ayudamos y así, somos felices.
-Que bien, somos una familia! - Dije escuchando atentamente.
-Pues bien Nico, es hora de despertar. Recordarás todo lo que ha pasado en este viaje, así que siempre que quieras venir a visitarme y contarme como van tus tareas, sólo tienes que pensar en mi antes de irte a dormir, y volarás a mi lado.
No tuve tiempo de despedirme de Alex, pues cuando me di cuenta, ya había abierto los ojos y estaba de vuelta en el jardín de mi casa, tumbado, con los últimos rayos de sol del dia, calentando mi cara. Me siento muy contento por haber ido a conocer a mi hermano pájaro, o mejor dicho, a mi hermano Alex.
Ahora empieza una aventura para mi! Me pondré manos a la obra para enseñar a todos los niños que pueda, estás cosas tan bonitas y maravillosas.
Niños os invito a que vosotros tambíen lo hagáis: leais mucho, meditéis, paseis tiempo en la naturaleza, en la playa, sonriais... veréis que así conseguireis ser muy felices.
Ah! Buscad en vuestros sueños a vuestra ave fénix! Es una compañera de aventuras imprescindible para que sean más divertidas!
Mateo y la magia de su sonrisa
Hola amigos de todo el planeta!
Soy Mateo y vivo en una localidad del mundo! Suena raro decir que es del mundo y no de un país en concreto, pero me gusta sentir que no pertenecemos a ningún lugar concreto, sino a todos los lugares, porque así podemos viajar a todas las partes del mundo, sintiendo que todas son nuestra casa, aprendiendo y conociendo a personas que pasaran a ser parte de nuestra vida como amigos. Es muy buena idea pensar así, porque soy feliz pensando que de este modo tendré muchas casas para ir de vacaciones.
Soy muy feliz! Me encanta estar siempre moviéndome de un lado a otro y hacer muchas cosas divertidas.
Me gusta despertarme cada mañana, porque lo hago lleno de energía, con el canto de los pájaros del árbol que hay en el jardín de mi casa y con la luz del sol entrando por mi ventana. Los pájaros son como la melodía de un despertador, que me da los buenos días dulce y alegremente. El sol, aparece cada día, hasta en aquellos que el cielo está cubierto con nubes mas grisáceas. Él me recuerda que un nuevo día ha llegado, que estoy vivo y lleno de energía para poder experimentar nuevos horizontes.
En casa dicen que no saben de dónde sale tanta energía y ganas de sonreír continuamente, porque hace unos meses esto no sucedía.
Una tarde, al salir del colegio, perdí el autobús de las cuatro, así que tuve que esperar casi una hora, para que él siguiente, que pasaba cerca de mi casa pasase. Así que tuve que esperar. Ya había estudiado y adelantado las tareas que me habían mandado para hacer en casa, por lo que no tenía ni idea de qué hacer mientras esperaba. Como la parada del autobús estaba delante de un parque, decidí sentarme a observar, pero no la vegetación del parque, sino a las personas. Veía las expresiones de sus caras, sus miradas, la postura de su cuerpo (ya que mamá, siempre nos decía que la postura era muy importante), los colores de la ropa…lo observé absolutamente todo.
Contemplando a las personas que pasaban por la calle en aquel momento, más sentía sin energía y angustiado, porque las personas estaban muy tristes.
¿Cómo no había reparado en esto antes? – pensé yo.
Las personas se visten con colores apagados, andan tan encogidos que parece que sienten frio y su cara está triste, no sonríen. Han pasado mucha gente mientras esperaba al bus, pero no he visto a nadie sonreír, sino todo lo contrario, gente triste, enfadada e infeliz.
Esto me hizo irme a casa pensando en mi cabeza. Si en un rato había visto a tantas personas así, ¿Cuántas personas en el mundo se sentirán así? No me gustó auto-responderme a esta pregunta, porque imaginé que, como el mundo es tan grande, habrá muchas personas así. Cuando llegué a mi casa, me tumbé en la cama y continué pensando, pero ahora pasó algo increíble. Un duendecillo apareció a mi lado, sentado en mi almohada.
Me froté los ojos rápidamente con las manos, porque pensé que estaba soñando, pero no! Con una voz llena de energía escuche:
-Hola! Yo soy Fred! El duende que te acompaña desde tus 2 años. ¡Si! Aunque tu normalmente no me ves, cuando eras más pequeño hablabas conmigo de forma consciente.
Yo lo veía asombrado, Fred continuó:
-Verás Mateo, Hoy has comprobado algo que en realidad es muy grave, los seres humanos pierden su alegría, se entristecen y no saben cómo ser felices. Tú debes ayudarles, porque tienes pureza y magia en tu corazón. Pero para eso tienes que dejar de quejarte sin motivo, pues lo tienes todo para sentirte feliz y afortunado.
-Oh! No me había dado cuenta que mi actitud era como la de las otras personas Fred – dije yo.
-Mateo hay muchos motivos por los que debes sentirte afortunado y muy feliz. Pues tienes una familia que te ama, puedes ir a la escuela, tienes un hogar, respiras cada día, la ciudad es maravillosa, los animales y la madre naturaleza os proporcionan momentos y paisajes únicos – decía Fred- ¡Ay Mateo! Los seres humanos tenéis motivos a diario para ser felices, sonreír y amaros los unos a los otros.
-Es cierto! Cuántas cosas buenas tenemos, no lo había pensado!
-Claro que sí Mateo – dijo Fred- Por eso a partir de ahora aprenderás a valorar todo lo bueno que hay en tu vida y que te rodea. Las hadas de la noche, te recargan de energía positiva mientras duermes, para que despiertes muy enérgico y puedas hacer muchas cosas.
-Ajam! –Asentí yo.
-Entonces – continuó Fred- con esa energía toda, harás cosas buenas, no solo para ti, como agradecer a los ángeles por despertarte cada día; sino que tu y yo haremos cosas juntos por los demás.
-¿Cosas juntos? – Pregunté yo
-Tenemos que enseñar a las personas a ser felices de verdad, de corazón. Mostrándoles que esa felicidad no la encontrarán en objetos físicos ni gastando mucho dinero. La encontrarán en cosas sencillas, como apreciar lo que los rodea, sonriendo a las personas, siendo amables, ayudando. - y continuó Fred- Es importante que no te olvides de esto Mateo, porque hace unos años eras realmente feliz siguiendo esto...
-Es cierto....siempre estaba mejor humorado y mucho más feliz – Reflexioné en voz alta con Fred, y pregunté - Puedo volver a ser así Fred?
-Pues claro que si Mateo! Este es nuestro propósito conjunto, recuperar esa inocente felicidad y transportarla a todas las personas con las que estás.
Después de esta conversación con Fred, empecé a verle a cada instante. Él es como un amigo que está siempre a mi lado, todo el día. Entonces ese cambio del que os contaba que mi madre hablaba, empezó a surgir. Empecé a ver la parte positiva de todo lo que sucedía, abrazar a las personas que amo, a sonreír siempre a todo el mundo y sorprendentemente, aquellas personas que no sonreían y andaban tristes por la calle, empezaron a sonreirme cada vez que yo lo hacía; estas pequeñas cosas lograron grandes cambios en todas las personas de mi alrededor, incluso en mi familia. Todos empezamos a expresar más aquello que sentíamos y a sentirnos más felices.
Esto me ayudo a viajar más al mundo de los duendes y conocer a otros como él, con ellos continué mi aprendizaje sobre la verdadera felicidad. Ellos siempre dicen:
“Niños permitid que la magia de vuestras sonrisas llenen de felicidad a todo el mundo”.
El jardín de las orquídeas arco iris.
Porque los papás eligen un nombre u otro para sus hijos? Esta pregunta siempre ha rondado en mi cabeza, pero nunca encontré una respuesta coherente. Hay nombres muy hermosos y originales como: Carolina, Daniela, Eloísa...pero a mí me han puesto como nombre Orquídea. Sí, esa soy yo; tengo ocho años y vivo en una pequeña aldea cerca de los Pirineos. Aquí todos nos conocemos, gozamos de hábitos muy saludables como, sonreír siempre y saludar a las personas amablemente. Así somos mucho más felices.
Mis padres me pusieron nombre de flor. Siempre creí que era un nombre muy raro y me sentía diferente a las demás niñas, ellas también se burlaban de mi nombre. Pero un día todo cambió.
Mi abuela Antonela, nació en Italia; siempre me decía que yo era muy especial y mi nombre perfecto para la magia de mi corazón. ¡Qué palabras tan bonitas! - pensaba yo, pero que difíciles de comprender.
Una tarde de verano, mi abuela me llevó a conocer un lugar que decía que era mágico. Qué emoción! Un lugar mágico! Me fui entusiasmada con ella, charlando y cantando todo el camino, hasta que llegamos a un jardín muy bonito.
Mis ojos se abrieron como dos platos y brillaban como luceros de emoción! El jardín estaba lleno de colores, pues su flores además de ser preciosas, tenían millones de colores, tan hermosos y con tan variadas formas, que estas flores parecían pintadas a mano, como un cuadro.
Le pregunté a la abuela, como se llaman estas flores; ella me dijo que sus nombres eran Orquídeas. ¡Oh! ¡Qué fantástico! ¡Esas flores tan bonitas tienen el mismo nombre que yo! ¡Ya entendí la frase se la abuela Antonela!
¡Me invadió un gran sentimiento de felicidad y unas ganas enormes de saltar, gritar de felicidad, cantar y abrazar a todo el mundo! Sobre todo a mi dulce abuela. También quería conocer más sobre las orquídeas y sobre el porqué mis padres habían elegido este nombre para mí. Nos sentamos las dos en este jardín maravilloso, rodeadas por la belleza y la calidez de las orquídeas, y así empezamos a hablar. La abuela me explicó que estas son las flores preferidas de mi madre, y que el significado de orquídea, es hermosa y delicada como una flor. Mi mamá sentía cuando yo estaba todavía en su vientre, que yo sería así, igual que ellas.
¡Oh que privilegio!...Empiezo a pensar que mi nombre es perfecto.
La abuela me mandó observar bien las orquídeas, todos y cada uno de sus colores, sus formas, sus olores...mientras ella cantaba para las orquídeas; yo cerré los ojos, me concentré en ellas y en la canción tan bonita que la abuela tarareaba. Poco a poco sentí que algo muy especial estaba sucediendo... ¡Oh! ¡De las flores salen pequeñas bolitas de luces de colores, nunca antes las había visto! ¡Una de esas bolas tenía todos los colores del arco iris y no paraban de moverse y brillar!
Se posó sobre mi nariz, y a medida que se fue acercando, tomó forma y también voz.
Allí sentada me dijo que era ¡un hada! Cada vez me sentía más ilusionada y contenta...ella no era un hada cualquiera, sino el hada mayor del jardín de las orquídeas arco iris. Así se llamaba el lugar donde me había llevado la abuela Antonela, y Maya, que así era el nombre de esta hada, cuidaba del equilibrio de las orquídeas tan especiales del jardín, del bienestar de sus hadas, y de que cada orquídea tuviese los colores más adecuados, para desprender la luz, magia y energía necesaria para llegar con amor a todos los corazones de los niños de todo el planeta.
Yo la escuchaba maravillada, era tan dulce cuando hablaba y sentía un calor muy agradable sobre mi nariz. Ella me explicó, que cuando mis padres eligieron este nombre para mí, las hadas del jardín de las orquídeas arco iris, me acogieron como si fuese otra hermosa flor de su jardín. Pues ellas tienen una energía pura, tan pura como la que hay en mi corazón, por eso, desde que yo nací, las hadas de este jardín, me visitan cada noche y pintan mi corazón de todos los colores, me ayudan a que este brille con fuerza e ilumine los corazones de las personas que me rodean. De este modo, ellas me concedieron un don y mis padres otro. Yo ni siquiera me había dado cuenta. Mis padres me concedieron mi nombre, que ahora, me parece maravilloso; y las hadas del jardín, el don de alegrar y volver tierno y dulce el corazón de las personas que hacen parte de mi vida. ¿Os imagináis que maravilla? ¡Qué gran regalo!
Maya es muy dulce, siento como todas las hadas y orquídeas del jardín me acogen con cariño.
Ella me recuerda, que siempre que quiera puedo visitar este lugar maravilloso, ya sea visitándolas o cerrando los ojos, llamándola y apareciendo en el jardín a través de meditación. También me hizo comprender que mi abuela tenía razón y yo era muy especial, al igual que mi nombre; por eso tengo que ayudar, junto con las hadas de las orquídeas arco iris, a que todos los niños encuentren lo que hay de especial en ellos, viajando hasta su corazón y logrando que hagan un hueco en sus vidas a estas fantásticas hadas. Me despedí de ella con un cálido abrazo amoroso, de corazón a corazón; después, poco a poco abrí los ojos mientras escuchaba a mi abuela, que continuaba cantándoles. Las hadas nos dejaron como regalo a la abuela Antonela y a mí, un excelente aroma, que emanan, para decirnos que les había gustado mucho nuestra visita y compañía.
Fue un día único, lleno de emociones. Regresé a mi casa con muchas ganas de dar un gran abrazo a mis padres, y muy agradecida a mi abuela que me había mostrado un nuevo mundo, un nuevo hogar y una nueva visión de mi misma.